sábado, 8 de marzo de 2008

No lo puedo creer: Hay sol

La verdad es que febo me hizo comenzar el día de muy buen humor. Después de tantos días grises, casi británicos, aunque llenos de negros, humedad, barro y urbanidad olorosa y pegajosa, muy lejos de los bucólicos días grises de las islas británicas, era bueno que el sol asomara nuevamente.

Seguramente Cantilo será el punto de encuentro en City Bell hoy a la mañana. Tomaré café y boludearé con algún conocido hasta cerca de las 13, cuando inexorablemente me “pique el bagre” y me retire raudo a almorzar. Después veré si hago siesta o juego golf, aunque creo que no dejaré pasar la oportunidad de darle a los Callaway Big Bertha “Fusion”.

La berreteada platense, por lo general el sábado lo utiliza según las edades: Si tienen entre cero y 17 años, de mañana duermen hasta cerca de las tres de la tarde y luego rompen las bolas, mas allá de que se levantan seguramente de mal humor. De los 18 a los 30, de mañana duermen, estudian o laburan de repositores en un supermercado chino y de tarde juegan al futbol en una plaza, rambla o cualquier otro espacio en el cual se pueda correr un poco. De los 30 a los 40, si son solteros, escuchan música, pasean, se juntan con amigos o simplemente se embolan con su mujer o se la garchan de puro aburrimiento. De los 40 a los 55, tratan de organizar la cosa de manera de juntarse con alguien que les interese poco pero les pueda generar algún que otro contacto, beneficio económico o renta potencial sin laburar demasiado. De los 55 a los 65, van haciendo precalentamiento como futuros gerentes. Si ya son abuelos, van a visitar al nietito y se eternizan para desagrado reprimido de los hijos/ nueras/yernos en un boludeo familiar insoportable. Si todavía no son “Grandpather´s”, es posible que juegen al golf, al tenis, o simplemente le rompan los huevos a su mujer como hace un cuarto de siglo o mas.

Si tienen mas de 65, están jubilados y boludean horas interminables en una maratón verbal de boludeces en un mesa de café con sus pares. Juegan a que se escuchan aunque nadie lo hace, compiten por ver quien dice la “posta” mas posta, aunque nadie le cree a nadie, o simplemente están muertos, para alegría de sus viudas.

Me tengo que ir, luego actualizo, pero no presionen, que es sábado.

viernes, 7 de marzo de 2008

Cumbre de Río

Nada faltó en la Cumbre de Río, el escenario sudamericano parecía superar holgadamente la pluma de Gabriel García Márquez, el creador del Realismo mágico.

Por un lado Alvaro Uribe, tan chiquito y tan guapo, casi una versión subdesarrollada de George W. Bush, diciendo que –efectivamente- su ejército había traspasado la frontera de Ecuador, pero que era la quinta intentona de matar a Reyes, y si se lo comunicaban al presidente ecuatoriano, este, por no ser de fiar (no lo dijo pero lo dio a entender) los batiría y loe terroristas se escaparían nuevamente.

Por otro lado, el presidente ecuatoriano Correa, casi un Cheyenne entre los mandatarios, refutaba a Uribe y solo quería un desagravio para su país, hasta que se levantó al baño y Uribe pidió esperarlo para seguir hablando. El presidente Nicaragüense Ortega, otrora comandante guerillero de los setenta solo que ahora no es catalogado como terrorista pues en ese entonces no había pasado un 11 de septiembre, se molestó vaya a saber con quien y al grito de “No soy tu hijo, no soy tu hijo” (en realidad decía ¡No soy tu hiho!, como hablan por el barrio del negro Ortega).

Vuelto del pipí room Correa, se aceptaron las disculpas de Uribe, aunque ya los había cagado a tiros. Algo así como “Entré a tu casa y me trinqué a tu hermana, pero la verdad es que no quise”.

Final abierto, con un Uribe palmeando a Correa y encarando de frente al bolivariano Chávez Frías y foto final con todos los morochos juntos. Solo faltaba algún diente de oro reluciendo por las dicroicas. ¡Ah! Nuestra Crís estuvo con mucha cara de culo y cuando Uribe se acerco a saludar, casi la despeina y la ”presidenta” lo fulminó con una de esas caras de bruja que pone cuando quiere parecer mala. Terrible.

No aprendemos más. El final fue tan, pero tan latinoamericano que nos merecemos nuestro destino.

Un último comentario, ya de cabotaje que nos pinta de cuerpo entero: Un cordobés fue a anotar a su hija al registro civil como Mara Dona. ¿¡Pueden creer que se lo aceptaron!?

jueves, 6 de marzo de 2008

Argentina: País maravilloso

Julio Cleto Cobos, otrora gobernador mendocino proveniente de esa Organización No Gubernamental (O.N.G.) denominada U.C.R. que ahora oficia de vicepresidente de la Nación Argentina, hoy jueves 6 y mañana viernes 7 de marzo de 2008, será presidente de la República Argentina.

Creo que el buenudo de Cleto, por no decir otra cosa, nunca en sus casi cincuenta años pensé en llegar hasta acá. Se lo debe a la magia de la política vernácula y a la gilada que vota con el culo, nada más.

Hace poco, le preguntaron al bueno de Julio Cleto, a quien solo su familia conoce, como quien querría ser en su carácter de vice. Sin titubear, el mofletudo mendocino contestó “Como Scioli”. Dios nos salve…

También hace poco, el diario de Fontevecchia, Perfil, realizó una encuesta callejera mostrando su cara en una foto y preguntándole a los entrevistados de quien se trataba. Fueron muy escasos los encuestados que sabían que se trataba del Vice de la Nación.

Mientras tanto, la bipolar se encuentra de gira por los barrios menos recomendables de América Latina. París, Londres, Madrid, Roma y New Cork ya no mas, no sea cosa que le hablen de la guita que no garpamos en el 2001 y se pudra toda esta realidad tan divina que tenemos, en donde la crisis de las hipotecas de U.S.A., los coletazos del Yen y el Nikkei no nos hacen mella.

Pareciera que va a parar de llover. Espero poder jugar golf este fin de semana y utilizar mis espectaculares palos Callaway Big Bertha “Fusion”, fumarme un buen habano robusto de Montecristi, tomarme un buen vino y conducir mi BMW. El resto me chupa un huevo.

Sigue lloviendo



Pareciera que va a ser eterno. Este mal tiempo le pone los pelos de punta a cualquiera, y para colmo, mataron a un policía para robarle el auto. Creo que los “cumpas” del caído ya están realizando rastrillajes en pos de dar con el paradero de los delincuentes, a los cuales –por supuesto- deberían matar directamente.

Hablando de limpieza, creo que es hora de comenzar a tomar un poco en serio la limpieza de la ciudad. Pareciera que todo da igual, el centro ya no solo es berreta, sino que es oloroso, tipo comida peruana o china (de olor entre fuerte e insoportablemente nauseabundo) y por supuesto, extremadamente sucio.

Los pendejos que juntan a boludear en calle 8 y 50, hacen mas basura que los piqueteros de Castells y Nina Peloso. Lo tremendo es que no se puede culpar a los negros cabeza de termo, pues va hasta mi hija a boludear al centro.

Llueve, pero en el fondo no importa demasiado: Estudiantes ganó en Montevideo y la Brujita Verón dio una clase magistral de talento futbolístico.

Cambiando de tema, a mas de uno le preocupa la inacción de la administración provincial, la cual se encuentra invadida de “yuppies” de cabotaje con mucha pinta de porteños garcas y un tanto amanerados o “demasiado finos” diría mi abuela.

Me estoy cansando (y no soy el único) de estos boludos exportados por el manco Scioli como si fueran el “Drean Team” y acá, los bonaerenses fuésemos todos giles. Creo que hay muchos lugares en donde hace ya cuatro meses (desde el 10 de diciembre del año pasado) que las cosas funcionan directamente por inercia y nada más, pero lamentablemente esto no puede durar mucho tiempo.

Como decía Ricardo Soule, el mítico ex Vox Dei, “todo termina al fin, nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina”.

Espero que la sarta de lúmpenes y boluditos que no se comieron a nadie pero comen de nuestro impuestos bonaerenses que importó Scioli vuelvan rápidamente al lugar de donde nunca tendrían que haber salido: La capital federal.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Hace un mes que me abandonó

Durante muchos años -ya no recuerdo cuántos- yo le di todo. Cariño, contención, confianza, respeto, paciencia, generosidad. Al principio todo iba muy bien, pero con el correr del tiempo las cosas fueron cambiando. Los roles se invirtieron. Yo me había vuelto dependiente y ella había comenzado a manejar mi vida sin que yo lo advirtiera.

La simpleza de sus razonamientos me sorprendía. A veces, cuando los problemas me agobiaban, me dejaba llevar por sus consejos porque ella nunca le daba a las cosas más vueltas que las necesarias. Actuaba como por instinto, un instinto de conservación básico, casi primtivo -que yo nunca tuve- que le permitía conseguir todo lo que se proponía sin el menor esfuerzo, a veces simplemente llorando un poco o suspirando. A mí me conmovía y le daba todo lo que me pedía. Cuando quizo mi heladera, me convenció de que me convenía regalársela y comprarme un modelo más nuevo. Lo mismo sucedió con el televisor, con el equipo de audio y con el microondas. Como ella era felíz con mis electrodomésticos, yo era felíz comprándome otros nuevos. Eso creí durante mucho tiempo.

También conseguía que yo la escuchara durante horas quejarse de su ex-marido. Ella necesitaba descargar su angustia y nadie mejor que yo para eso, de modo que supe sobre ese tipo muchas cosas que no hubiera querido saber. Hablarme continuamente de las enfermedades de su perro y de los problemas de su hija era otra de sus necesidades vitales. Yo sabía todo sobre las maestras de Yanina -la de matemática era una bruja-, las amigas de Yanina y los novios de Yanina. Me esforzaba por escuchar y comprender cada situción. Por más densa y trágica que fuera yo nunca le cambié de tema, ni salí a comprar cigarrillos, ni me sumergí en la computadora para esquivar el drama. Siempre tuve un buen consejo para darle y una palabra de aliento, o algún otro electrodoméstico.

Un día ella me trajo un obsequio, el único en todos esos años: el souvenir del cumpleaños de quince de la nena. Lo puso sobre la mesa del living. Era un corazón de telgopor forrado con seda blanca y volados de tul rosado salpicados con brillantina dorada. No hacía juego con mis sillones de cuero color suela de estilo minimalista, pero el souvenir quedó ahí, intocable, como un objeto sagrado. Si me hubiera atrevido a sacarlo ella no me lo habría perdonado. Yo no quería perderla, así que le vi el lado bueno: pensé que la brillantina le daba alegría al ambiente.

Lo triste era que a ella no le alcanzaba con lo que yo le daba. Cada vez venía menos a mi casa y cuando venía actuaba como si me estuviera haciendo un favor. Yo fui aceptando y comprendiendo sus ausencias sin quejarme y sin preguntar demasiado para no forzarla a mentir. Ella simplemente anunciaba "el viernes no sé si voy a poder venir" y yo la perdonaba, aun sabiendo que la esperaría en vano, no sólo el viernes sino una semana entera, o dos. Si la llamaba no me contestaba o se hacía negar. Luego se disculpaba, volvía a contarme sobre la enfermedad del perro y me prometía una y otra vez dedicarme más tiempo, pero yo sabía que jamás iba a cumplir esas promesas. Era parte del juego. Se sabía irreemplazable y era cierto: yo no podía vivir sin ella.

En los últimos tiempos su ausencia se había hecho sentir en todos los rincones de la casa. Yo sabía que se acercaba el inevitable final y el miedo me paralizaba. Todo a mi alrededor fue quedando abandonado a su suerte. Mi vida se opacó, se cubrió poco a poco de un triste polvillo gris y luego de telas de araña.

Finalmente, un mes atrás, un frío y distante mensaje de texto me hizo entender que ella me había dejado para siempre. El mensaje decía que había desidido (desidido con "s") no benir (con "b") más y que su abogado se comunicaría conmigo. No pude responderle. No entendía lo que estaba ocurriendo. ¿Por qué ella me enviaría un abogado? Estuve dos semanas en cama hasta reponerme del trauma y cuando al fin logré abrir los ojos, noté que las telas de araña se habían convertido en lianas.

Supe que había llegado la hora. Fui hasta el lavadero y agarré la gamuza. El escobillón me dio un poco de asco porque tenía pelusas, así que lo dejé donde estaba. A los diez minutos se me acabó el Blem y eso me deprimió muchísimo, así que lo llamé a mi marido y le pedí que comprara el diario para buscar en los clasificados otra chica por horas. Mañana tengo que ir a comprar una heladera nueva, pero no importa.
Paradojas de la vida

Llueve en la ciudad de La Plata. Hace como una semana que no puedo jugar al golf y estoy embolado.
El otro día, con la muerte del guerrillero Reyes, jodíamos con unos amigos sobre lo que significa voltearse a la hija del Jefe, ya que el sucio y barbado ex ingeniero y ex dirigente sindical que hace unos veinte años tomó las armas, mantenía una relación sentimental con la hija de Manuel "Tirofijo" Marulanda, líder de las FARC.

Tomando un buen Malbec "Altos las hormigas", nos cagábamos de la risa pensando la bronca que seguramente sintieron algunos guerrilleros al ver que sus ascensos no se producían y el amigovio de la nena del Jefe llegaba a ser el segundo de la "Orga".

¡Que injusticia, este pelotudo de acá para allá con su notebook, viajando a Europa y visitando mandatarios hasta en la OEA y yo cuidando rehenes muertos de hambre!, seguramente rezongó mas de un guerrillero-terrorista.

Esto demuestra que el hombre es berreta hasta cuando dice luchar por sus ideales, privilegiando la familia y los amigos a aquellos que tienen realmente valores para sacar adelante algo, como un país, un ideal o simplemente un kiosco.

Volvimos sobre nuestra botella de Malbec y la terminamos mientras veíamos una buena película ("El sospechoso") donde desde USA nos cuenta Hollywood como se tortura a favor de la libertad y los mas altos intereses de la humanidad. A esta altura, abrimos otra botella de "Altos las hormigas" con un buen queso Brie y algunas fetas de ciervo y salmon aumado como para matar el hambre y la ansiedad que nos provocaba la situación de Reyes, Correa, Uribe, Chávez Frías, las FARC y la película. Evidentemente, pudimos superar el trance con el Marbec y las vituallas gastronómicas, pues a la noche no recitamos "Alplax" para descansar. Esto es vida.
Son las dos menos veinte de la mañana, no sé si cuando amanezca va a llover pero la lluvia me tiene embolado. Me tiene de tal mal humor que ya ni soporto los negros que me piden una moneda por la calle, sólo falta que entre los dedos me crezcan hongos. La humedad me tiene podrido.
Los asambleístas de Gualeguaychú pretenden no dejar pasar a los treinta boludos que van a ver al pincha a Montevideo, la verdad es que los entiendo, que se jodan. ¿A quién carajo se le ocurre ir a ver al pincha a Montevideo un día de semana y perderse la Feria de Tristán Narvaja un domingo a la mañana o un chivito en La Pasiva sobre la avenida Cagancha y la 18 de Octubre? Hay que ser muy berreta, se lo tienen merecido. Espero que este fin de semana no llueva, la lluvia y los negros me tienen podrido, quiero jugar al golf, manejar mi BMW, fumarme un buen cigarro, disfrutar de la vida y cagarme de arriba de un poste en todos los boludos que leen esto.
"Para que el mal triunfe, solo hace falta que los hombre buenos no hagan nada"

Edmund Burke