viernes, 26 de septiembre de 2008

Queda poco de septiembre

Si bien todavía faltan unos días para que termine el mes que da comienzo a la primavera, la berreteada general no da tregua. Al parecer, esta semana salió a la luz que la contadora Mirta Susana Monti, la cual forma parte del consejo directivo del ente binacional Yaciretá desde hace años, y se encuentra casada con el actual gerente del mercado regional de La Plata, el “empresario” Benítez Mendoza, es la misma persona que figura en la grilla de la Municipalidad de la ciudad de las diagonales como Secretaria de Economia, o sea que no solo forma parte del consejo de administración del denominado por Menem “monumento a la corrupción”, sino que también chorea acá, en mi ciudad, amén de los que se lleva el marido, el cual gracias a su obsecuencia a Raúl Kraiselburd (el verdadero intendente platense desde hace muchos años) se encuentra acomodando tomates y verduras cerca de la autopista.

Trágico destino el de la ciudad de La Plata. Generalmente capitaneada por algún foráneo que la menea sin piedad, esta ciudad de masones,. Grupos oscuros, pactos secretos y realidades no siempre a la vista se ha caracterizado por virar de la luz inicial con la cual fue concebida a la mediocridad general y el oscurantismo en que se encuentra sumida en la actualidad.

Tan trágico es el destino de los platenses como el de los bonaerenses, sobre todo con el gobernador que el santo fraude de la justicia electoral nos revoleó para este lado del riachuelo. Este porteño manco y medio peladito con sonrisa fácil e idioma hueco que solo piensa en salir en los medios y ser presidente de la Nación Argentina, nos tiene a maltraer. Resulta ser que mi querida ciudad de La Plata, desde diciembre pasado, se ha visto invadida por porteños medio pelo con trajes 65% poliéster y 35% rayón que caminan con sus zapatos de suela de goma (bien de burócratas oficinistas estatales) desde las 16.30 hasta la hora que los devuelven a los barrios de Flores, Caballito o Villa Luro en los autos de la Gobernación con combustible que garpamos nosotros, sin ton ni son por el centro y boludean por los cafés, sin mencionar las horas del almuerzo en los restó (por ponerle algún nombre con Charme a los pequeños antros de comida) donde se dan el lujo hasta de boludear a la pendeja que los atiende, de puro babosos, con sus camisas Dior compradas en La Salada o algún otro bolishopping de esos que pululan al lado de las vías del FF.CC

Recuerdo con mucha nostalgia mis épocas de estudiante, no porque me gustara estudiar, pues realmente odiaba la facultad y la sarta de boludos que me enseñaban cosas que nunca usaría, haciéndome perder tiempo (vital para mi) que podría aprovechar aprendiendo muchas cosas que luego me hubiesen servido mucho mas. Pero volviendo sobre la nostalgia, antes usábamos Levi ´s y Wrangler que comprábamos en “Elvira” o la “Galería del Este”, chombas “Grand Slam”(comúnmente llamadas “Penguin”), botitas de gamuza de “Guido”, sweaters “Bisonte” o “Westerville”, camperas “Polar” de pluma de ganso y hasta deciamos buen día, buenas tardes y buenas noches. La vieja era la vieja, cenábamos en casa y una mirada del viejo era en si mismo motivo para irse “al mazo”. Hoy los “cabeza de tacho” nos invadieron, nos acomodan el auto bajo la cobertura laboral del trapito mientras nos hacen inteligencia previa para afanarnos a la ida o a la vuelta, si se les ofrece un laburo formal no cumplen ni les interesa demasiado, solo quieren la guita fácil para la birra del día, no tienen mañana ni les interesa, se tatúan en el brazo el nombre de una pendeja que se voltean hoy y mañana garcha con el amigo, quedando marcados “for ever” sin darle demasiada bola, emiten sonidos guturales de poca semejanza con el idioma español y mañana ….¡Serán diputados!
¡¡¡Que horror!!!. Mejor me voy a fumar un Montecristo nº 3 mientras miro pasar la berretada en el bar Havanna de la vieja galería Rocha.
Hasta mañana berretas.

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